Las palabras y el dibujo - Segunda parte
Se escribe cuando hay algo que decir, aunque no haya alguien que lo lea, en ese punto el texto no existe, cobra sentido cuando alguien lo lee, sin embargo aquello será interpretado según cada lector, siendo que la ambigüedad de escritor desea enmascarar una verdadera intención, o no: por el contrario, anhela deshacerse por un momento de la pesadez del desvelo, del frío de las madrugadas que lo abrazan mientras aguarda a que el trabajo lo llame de nuevo... mira a través de la ventanilla a sus similares, escandalosos que en el bullicio desbordan emociones, quisiera, brevemente, saber lo que se siente pertenecer, hablar y reír, empujar en juego, caminar hacia casa... no, estará apartado de ello. Toma una pluma, en azul copia con líneas la fachada roja de ladrillos, un gris alto de vigas coronadas por el óxido de láminas picadas... azul como la tinta de la pluma, azul como la sensación de agitada preocupación ¿será que día a día tendrá que ver el rojo de esa fachada?
Respira, la cama de hospital ata a quien la ocupa, horas largas, inacabables, de inmovilidad, quisiera saltar el cuerpo fuera de ella, pero está quebrado, roto... ella entonces lleva al hijo roto las páginas de "La guerra de los mundos", haciendo que compare la serie televisiva (hasta ese momento la única referencia) con los fantásicos pasajes de la obra de Wells... es en esa cama donde habrá de soñar e imaginar la belleza de Fermina Daza y el triste amor de Florentino Ariza... Hasta entonces, sintiéndose el pesar de la agrietada salud, no ha conocido el amor correspondido, así que las páginas de Márquez habrán de imbuirle la ternura del primer amor.
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